¡Se ha cometido un crimen!
El problema es que la víctima no puede hablar… pero puede dibujar, y lo hará para ayudar a los detectives a adivinar quién, de entre la multitud, es el culpable.
Aunque no todo es tan fácil como parece. El criminal es muy escurridizo y hará todo lo posible para evitar que lo atrapen, ¡incluso borrando sus propias huellas!
¿Podrás detenerlo antes de que la víctima entregue su mensaje final?
Mensaje final es un divertido juego de dibujar y deducir preparado para grandes grupos hasta de 8 personas. La premisa es muy sencilla: uno de los jugadores se convierte en la víctima y otro en el criminal, mientras que el resto son los detectives que, juntos, tienen que descubrir al culpable.
Mensaje final presenta seis escenas del crimen con ilustraciones al estilo de Dónde está Wally, con multitud de personajes mezclados entre sí y una enorme cantidad de objetos y situaciones diversas. El criminal y la víctima se sitúan a un lado de la mesa y los detectives en la opuesta, con una pantalla separando ambos grupos.
El criminal escoge entonces, de forma oculta y haciendo que lo vea solo la víctima, un personaje de la escena del crimen. A partir de ahí, la víctima tiene que ir dibujando pistas a lo largo de cuatro rondas en unas pizarras para tratar de que lo detectives detecten al criminal.
¿Fácil, verdad? Pues no.
El criminal es muy astuto y, en cada ronda, borrará parte de las pistas que dibuje la víctima, complicando así el proceso de deducción.
Si los detectives encuentran al criminal, ganan la partida. Si no lo logran pasadas cuatro rondas, gana el criminal.
Por qué te va a gustar Mensaje final
Mensaje final te va a gustar principalmente si buscas un juego…
- Que puedan jugar grandes grupos hasta de 8 personas.
- Que prime la deducción, pero de una forma divertida, cercana y que arrancará más de una carcajada.
- Con unas fabulosas ilustraciones de estilo Dónde está Wally.
- Muy sencillo, de partidas rápidas y reglas muy intuitivas.
- Perfecto para disfrutar en familia o con amigos en una sobremesa.
