La afición por los juegos de mesa cada vez está más extendida. Pero es imposible que la diversión se quede solo en casa. Por eso, cada vez más profes buscan la manera de incorporarlos a sus clases. Y no es difícil, porque los juegos de mesa son una gran manera de dinamizar las clases, consiguiendo que los alumnos se concentren más y se interesen por la lección.
Desde los más pequeños hasta los adolescentes se pueden beneficiar de los juegos de mesa para aprender. Ya lo decía Einstein, «el juego es la forma más elevada de investigación», y quiénes somos nosotros para contradecir a un premio Nobel.
Mejorar la concentración a base de cartas
Cuando el profe decide sacar unos juegos de mesa en clase, te podemos asegurar que, para el alumno, va a ser el titular del día. Eso es porque consigue que los estudiantes dejen de ser oyentes para tomar parte activa (y divertida) en su educación, ¡y casi sin darse cuenta!
Juegos como el Sherlock in Time o Vagoneta infernal mejoran el desarrollo de la concentración, la memoria, la creatividad y la agilidad mental de los alumnos, entre otras muchas cosas. Además, son una gran herramienta para estudiantes con problemas de aprendizaje como déficit de atención o dislexia. Porque los juegos no solo son una manera divertida de aprender, también pueden usarse para reforzar habilidades lingüísticas o mejorar la comprensión lectora.
Comunicarse mejor y gestionar las emociones
Quizá no lo habías pensado nunca, pero los juegos de mesa ayudan a mejorar nuestras habilidades sociales, especialmente de pequeños. Al tener que cumplir con una serie de reglas y tener que respetar los turnos de juego, los niños aprenden de forma divertida a seguir unas normas básicas de conducta. Pero, además, las dinámicas con juegos como Arka V son una gran manera de promover la competencia sana y generar oportunidades de comunicación.
Una comunicación especialmente importante a la hora de transmitir sus emociones para poder gestionarlas mejor. Porque un juego de mesa no solo sirve para que presten atención la lección del día. También te ayuda a enseñarles a gestionar emociones complicadas, como la frustración, la rabia o la envidia.
Juegos de mesa, una enseñanza alternativa
Solución de problemas, pensamiento creativo o comprender y analizar la información, son algunas de las habilidades funcionales que se pueden trabajar con los juegos de mesa. Son especialmente útiles los juegos de rol, porque generan partidas con mucho estímulo intelectual y fomentan la imaginación.
«Jugar es la forma favorita de nuestro cerebro para aprender»
Diane Ackerman, naturalista y ensayista.
Además, a los alumnos más tímidos o inseguros, pueden serles de gran ayuda para aprender a tomar decisiones, perdiendo el miedo a cometer errores y generando confianza en si mismos. Una actividad que también se puede alargar durante los recreos, proporcionándoles un espacio seguro y cómodo donde divertirse.
Y si en lugar de un juego de competición sacas uno cooperativo, como Abu Simbel, consigues una dinámica divertidísima sobre el trabajo en equipo. Este tipo de juegos son especialmente útiles si lo que quieres es que tus alumnos trabajen su capacidad para debatir, razonar y dialogar. Tendrán que llegar a acuerdos, buscar la mejor estrategia y ser capaces de delegar y confiar en sus compañeros.
Incluso los más pequeños se pueden beneficiar de aprender a través de juegos. Los juegos infantiles suelen diseñarse con un objetivo didáctico en mente; ya sea que aprendan colores y formas o que trabajen su psicomotricidad. TCG Factory cuenta con una línea infantil, con juegos como Lady Up, Dinolore o Constructorres, que cuentan con indicaciones claras sobre las habilidades que trabajan. Alguno de ellos incluso cuenta con material extra para aprender en clase.
¿A qué esperas para empezar a llevar juegos de mesa a clase?